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  • florencia-tasinato

Perito Moreno y la Cueva de las Manos

Actualizado: 25 jul 2022

Noviembre de 2014



Volver a la cordillera no fue fácil porque esta vez tuve que esperar 3 h para abordar el segundo cole. Por suerte, gran parte del viaje lo hice de noche y durmiendo así que no lo sentí tanto. ¡Pero sí el frío! Hacía mucho frío en esos coles. No había opción de ir hasta el pueblo de Perito Moreno en forma directa así que no quedó más remedio que comprar un pasaje a Caleta Olivia, esperar en la terminal esas 3 h y a la madrugada tomar otro cole.


A Caleta viajé por TRAMAT y el coche semicama con servicio me costó $391 + $3 de «tasa de uso de terminal de ómnibus» que te cobran en Madryn. De Caleta a Perito fui en MARGA con un coche cama ejecutivo que incluía desayuno y me costó $208 (suena muy top, pero recuerden que es lo que hay por esos lares y realmente viene bien viajar cómodo y con comida a bordo cuando las horas de viaje son largas). Este último lo compré online porque iba a llegar a Caleta a las 3 a. m. y el primer coche a Perito salía a las 6 a. m., pero no sabía qué tan temprano abrían las boleterías en Caleta.


Perito Moreno en sí no tiene mucho para ofrecer más que una pintoresca capilla, pero es el lugar de paso obligado para quienes quieren visitar la Cueva de las Manos, sitio declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por sus pinturas rupestres de 9000 años de antigüedad. Es por esta misma razón que no hay mucho para elegir en cuanto a alojamiento. Algo así como tres hoteles que solo tenían habitaciones dobles o matrimoniales de 400 o 600 mangos y yo, obviamente, buscaba hostel. Hay uno que se avivó y armó dos habitaciones con cuchetas, el Hotel Belgrano. Ya antes de viajar había leído malas referencias sobre ese sitio, pero como les decía… gastar 400 pesos por una noche de hospedaje no encajaba en mis planes de viaje mochilero.


Por esas cosas de la combinación de los colectivos que vienen desde Madryn, tuve la suerte de llegar primero que nadie al hotel y eso me dio la ventaja de ELEGIR. De entrada, me mandaron a la habitación compartida más grande y mientras le buscaba la vuelta para acomodar mis cosas me sorprendió ver tantas frazadas apiladas en el ropero. Claro, al rato caí... ¡no había calefacción! ¡Y yo que venía de pasar una noche muerta de frío en ese bondi!


Debo aclarar que soy muy friolenta y esa habitación era literalmente una he-la-de-ra. Y eso que era mediodía… ni loca me quedaba a pasar la noche ahí. Volví a la recepción, pregunté si no era posible llevar una estufa eléctrica, un calentador a querosén, ¡algo! (hasta ese momento no tenía idea de que tenían dos habitaciones compartidas). Y sin decirme mucho, porque simpatía no es lo que le sobra al personal, me dio la llave de otra habitación. Recién cuando entré supe que esa también era compartida... y por suerte la temperatura estaba más agradable porque había calefacción central. Es que esa habitación formaba parte del edificio original, en cambio, la otra, que si mal no recuerdo era la n.º 10, formaba parte de un agregado, una ampliación del edificio a la que ni calefactores le instalaron.


Tuve esa suerte porque la mayoría de los pasajeros, a excepción de los que viajan en auto propio o alquilado, llegan tipo ocho de la noche, que es cuando pasa el colectivo que viene de Bariloche con rumbo a El Chaltén. Así que, ya sabés, si sos friolenta o friolento como yo, ¡pedí el dormi más chico! Pagué $150 por esa noche que no incluía el desayuno del día siguiente. Yo lo contraté igual porque me pasaban a buscar bien tempranito para visitar la cueva y antes de las siete no hay nada abierto en el pueblo.


La única agencia de viajes es Zoyen Turismo. Si no, también se puede contratar a particulares para que te acerquen hasta la cueva. En el Centro de Informes Turísticos, que está a la entrada del pueblo, te dan mucha info. De todas maneras, yo recomiendo Zoyen porque fueron superatentos desde el primer momento, desde los primeros mails con consultas. Y ese día la combi la manejaba el mismo dueño, Claudio, gente macanuda. Yo contraté la excursión y también el traslado hasta Bajo Caracoles ($ 550) donde nos pasaba a buscar Chaltén Travel para seguir viaje a El Chaltén ($ 800), todo en el mismo día (ellos se encargan de pasar a buscar tu equipaje por el hostel de Perito Moreno mientras estás en la cueva).


Son 112 km aproximadamente hasta llegar al Centro de Interpretación en el cañadón del Río Pinturas. El sitio está abierto todo el año, pero solo se puede ingresar con guía del lugar. La entrada para nosotros cuesta $ 40. A mí me fascinó ver las pinturas de cerca. Estando ahí no se puede creer. Si miran el álbum de fotos, van a ver cómo utilizaron unas formaciones naturales de la piedra de la pared de la cueva para retratar el modo en que cazaban aprovechando las ventajas del paisaje que tenían justo enfrente, cruzando el río. Increíble. Y están muy bien conservadas por las condiciones climáticas en donde se encuentran, eso las hace tan únicas.


En el camino se ven muchos guanacos y también ñandúes, que allá llaman choiques. Lo que no es muy agradable de ver es guanacos o esqueletos de guanacos que han querido saltar los alambrados de los campos y al no poder quedaron atrapados ahí, colgando hasta morir. Muy triste. Y se ven muchos así.


Consejitos:


Pensar en llevar viandas. En la cueva no hay posibilidad de comprar nada y si decidís continuar hasta Bajo Caracoles, el tramo que sigue de ahí en más es larguíííísimo.


Lamentablemente, al no ser un hostel, sino un hotel con algunas habitaciones compartidas, no hay cocina donde uno pueda prepararse la comida, usar la heladera o el microondas. Todo lo que quieras comer lo tenés que comprar en el restaurante del Hotel Belgrano o ir a un restaurante del pueblo.


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